viernes, 25 de mayo de 2012

Words (Parte 1)


''Words can break someone into a million pieces but they can also put them back together...''
Aquellas palabras no paraban de resonar en mi cabeza. Pensé en... intentar arreglar mi corazón roto.
Y sin embargo, mírame, aquí estoy, aterrada.

Se le podría decir que me atreví a afrontarlo con madurez porque mi mente decidió pasar una película en mi cabeza aquella noche del cual apenas recuerdo perfectamente. Tragarme mi orgullo intacto desde hace 2 años: algo difícil de llevar. Y menos cuando antepones ante todo tu orgullo.

Tengo 18 años. Supuestamente soy lo suficientemente adulta como para llevar el control del coche, pero aquel día lo único que se me pasaba por la cabeza era que no me importaba tener un accidente que me retrasase ir a la cita o quedada o o lo que fuese aquello.

Los rayos de sol dan de lleno a las gafas negras de Ray ban que compré en unas rebajas y suspiro. ¿Por qué cada vez que desea uno que pase el tiempo lentamente, pasa el tiempo más rápido de lo normal?
Me empiezo a agobiar y paro en un semáforo en rojo. Intento tararear una canción que tarareo cuando estoy nerviosa y me trabo en frases, me lío, no recuerdo qué palabras iban en esa estrofa. Me cabreo y lo dejo. Pienso en otra cosa que me distraiga. Intento fallido.

El trayecto está apunto de acabar. Lo sé porque estoy en proceso de buscar aparcamiento. Maldigo el día que es porque hay más aparcamientos que un Sábado normal. Dios, ¿qué pasaba con ese día? ¿El destino quería que lo viese lo más antes posible?

Empiezo a dudar. En cuanto ya tengo el coche bien aparcado no salgo directamente como suelo hacer. Pongo las manos al volante, me agacho a aspirar aire como puedo. Sacudo la cabeza y miro al frente. Oh no. Estoy apunto de echarme para atrás, de arrancar el coche, de dejarle un mensaje diciéndole que me ha surgido algo y huir. No lo hago.

Finalmente, después de unos minutos debatiéndome internamente, salgo del coche pareciendo lo más confiada posible. Noto que mi respiración aumenta por minutos y decido aspirar y expulsar aire por la nariz y no por la boca. Entro a la cafetería y le busco con la mirada.

Oh, allí está.

Gafas negras de Rayban, pelo revuelto, indomable pero perfectamente peinado con ese color de rubio ceniza que siempre amé, camisa de cuadros roja y unas manos nerviosas dando pequeños golpes no audibles en la mesa que está un poco más alejada del resto.
Agacha la cabeza y cuando la alza se da cuenta de mi presencia aunque esté un poco lejos.

Nuestras miradas se encuentran y no sé si sonreír y dejo salir una pequeña sonrisa. Él sin embargo, esboza una media sonrisa.

Oh, mierda. Maldita media sonrisa que me hace derretir. Maldigo por lo bajo y me acerco con pasos firmes hacia la mesa. Él se levanta para darme un pequeño abrazo al cual correspondo vergonzosamente.

- Ha pasado tanto tiempo que cuando me enviaste aquel mensaje me sorprendí mucho; - abre un poco los ojos y carraspea - Es decir, no es nada malo, es sólo que me sorprendió...
Le sonrío como respuesta de que no pasaba nada y no sé cómo, pero se forma un silencio muy incómodo por unos segundos o minutos, me quito las gafas de sol. Vuelve a carraspear y me sonríe.

- Bueno... ¿de qué querías hablar?
Me alegro tanto de que él sea el que rompe el hielo cada vez que hay un momento incómodo que creo escuchar vítores en mi interior. Decido ignorar lo anterior y consigo que algo salga de mi garganta.
- Quería verte porque... por... - mi mente empieza a decirme que estoy pareciendo tonta titubeando que me fastidia - para... aclarar las cosas que pasaron hace 2 años...
Suspira y luego me mira como si estuviese cansado. ¿Aquello era positivo o...?
- Siento mucho todo lo que te dije. Tenía 16 añajos, era un crío y no sabía cómo tratar con una chica como... tú. - hizo una pausa en busca de oxígeno - Pero es que habían pasado tantas cosas que no pude manejar y que se me fueron de las manos que reaccioné así; diciéndote aquellas cosas horribles de las cuales me arrepentí y me arrepiento.
Intento respirar mirando hacia arriba por un segundo y siento que me se me llenan de agua los ojos,  maldita sea el momento que decidí quitarme las gafas de sol.
- Jake. - hacía tanto tiempo que no decía su nombre que cuando lo digo se me hace un nudo inaguantable en la garganta - Me rompiste. Me dejaste caer en la miseria y eso nunca moló, ¿vale? Sí, tenías 16 años, yo también los tenía, pero no tenías derecho en decir aquellas cosas horribles... 
Sus palabras resuenan en mi cabeza como si fueran voces de ultratumba que me aterran, siento un escalofrío que no me gusta.

Jake no se corta y me agarra de las manos intentando transmitirme tranquilidad. Y lo consigue. Lo miro con las lágrimas cayendo por mis mejillas.

 - Laurie. Nunca quise decirte todo aquello y créeme, si pudiera cambiarlo lo cambiaría, pero no puedo.
- Aquellas palabras me rompieron en pedazos, Jake.
Sin él poder decir nada más, me voy de allí entre lágrimas.

Pensar que las cosas se podían solucionar sin recordar aquello que ocurrió sin llorar, era imposible.

Me voy de allí pensando en lo ilusa que soy. Y las lágrimas no cesan.


Parte 1.
Continuará. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario